Pájaros en la cabeza,
mariposas en el estómago.

lunes, 15 de abril de 2013

Soul and heart, one step at a time.


Cuando solo nos quedan tormentas tras los cristales, cuando pequeñas gotas saladas aterrizan en tus pies descalzos,... es entonces cuando lo único que nos ampara es mirar al cielo y pedir clemencia.

Nunca me dieron miedo los rayos, siempre adoré los días nublados y los vientos fuertes; las grandes olas que envuelven mi alma a veces sirven de protección cuando llegan tiempos de tempestades. No creo que la vida se componga de malos momentos ni de caras largas, pero a veces es bueno estar preparado para lo que pueda venir, porque en cierta medida, un corazón helado soporta mejor una nevada.

En mi cabeza siempre ha abundado el sentido común, en mis manos la esperanza de encontrar nuevos caminos, en mis pies, la disposición a pisar fuerte, pero a veces, el alma y el corazón van un paso por detrás, recelosos de lo que la vida pueda esconder, de las espinas que puedan cortar y de los monstruos que puedan encontrar en el camino; pero si no damos el paso nunca, no sabremos si realmente la vida esconde cosas, si las espinas realmente cortan o si los monstruos realmente existen. Solo necesitamos congelar un poco nuestro corazón, ser fuertes y seguir, no tener miedo a tormentas saladas ni vientos vacíos..

Cuando tengamos el pelo gris, los ojos cansados y en las manos podamos ver el mapa del mundo, nos gustará saber que la tormenta no pudo con nosotros, que la vida no escondió más que tesoros, que las espinas solo eran una treta para no ver las rosas y que los monstruos solo eran personas que nos hicieron más fuertes. Querremos saber tantas cosas, y para ello, tenemos que empezar a vivir ahora. No quiero arrepentirme de no haber vivido cuando... bueno, cuando llegue el día de decir adiós.



viernes, 1 de febrero de 2013

España: Algo más que solo personas malas.




Debemos saber que en España viven muchísimas clases de personas, personas buenas, honradas, trabajadoras, felices y pobres. Tratamos de vivir nuestro día a día, tratamos de ser fieles a nuestra familia, a nuestros amigos y a todos aquellos que verdaderamente nos importan, pero lo que realmente no aguanto y de lo que me avergüenzo, es de vivir en el mismo país que personas malas, personas deshonestas, personas sin una gota de vergüenza y remordimiento en sus almas. 
No aguanto ver a familias que luchan por llegar a fin de mes, que lloran por dentro y sonríen a sus hijos para no preocuparles y que no teman de los monstruos que viven en las calles. No aguanto que esas personas no puedan encontrar felicidad y descanso, que vivan la vida, lo cual considero un regalo, como un castigo y que tengan que sufrir por el hecho de estar vivos. 
Supongo que esta clase de malas personas, si es que se les puede llamar personas, habrán tenido o tienen familias que les quieren, amigos con los que ríen... pero también tienen personas a su cargo, familias enteras que dependen de los 10 minutos de decisiones que dure una reunión de Gobierno, un consejo de Ministros o una simple redacción de leyes, esas familias están debajo del bolígrafo con el que escriben las palabras: recorte, paro, sanidad, educación.
Cada uno tenemos un papel en esta vida, y estos de los que hablo, tienen un papel importante, no porque alguien se los haya impuesto, sino porque ellos así lo han decidido. Pues bien, qué menos que si quieres gestionar a todo un país, primero gestiones tu conciencia, tu valor como persona y tu honradez, porque a fin de cuentas, todos somos personas y todos tenemos el mismo derecho a ser feliz. Porque solo vivimos una vida y si personas como Mariano Rajoy o Maria Dolores de Cospedal, tratan de hacer que esas vidas de personas buenas y trabajadoras sea un infierno. Que paren este tren, porque yo me bajo.