Pájaros en la cabeza,
mariposas en el estómago.

lunes, 15 de abril de 2013

Soul and heart, one step at a time.


Cuando solo nos quedan tormentas tras los cristales, cuando pequeñas gotas saladas aterrizan en tus pies descalzos,... es entonces cuando lo único que nos ampara es mirar al cielo y pedir clemencia.

Nunca me dieron miedo los rayos, siempre adoré los días nublados y los vientos fuertes; las grandes olas que envuelven mi alma a veces sirven de protección cuando llegan tiempos de tempestades. No creo que la vida se componga de malos momentos ni de caras largas, pero a veces es bueno estar preparado para lo que pueda venir, porque en cierta medida, un corazón helado soporta mejor una nevada.

En mi cabeza siempre ha abundado el sentido común, en mis manos la esperanza de encontrar nuevos caminos, en mis pies, la disposición a pisar fuerte, pero a veces, el alma y el corazón van un paso por detrás, recelosos de lo que la vida pueda esconder, de las espinas que puedan cortar y de los monstruos que puedan encontrar en el camino; pero si no damos el paso nunca, no sabremos si realmente la vida esconde cosas, si las espinas realmente cortan o si los monstruos realmente existen. Solo necesitamos congelar un poco nuestro corazón, ser fuertes y seguir, no tener miedo a tormentas saladas ni vientos vacíos..

Cuando tengamos el pelo gris, los ojos cansados y en las manos podamos ver el mapa del mundo, nos gustará saber que la tormenta no pudo con nosotros, que la vida no escondió más que tesoros, que las espinas solo eran una treta para no ver las rosas y que los monstruos solo eran personas que nos hicieron más fuertes. Querremos saber tantas cosas, y para ello, tenemos que empezar a vivir ahora. No quiero arrepentirme de no haber vivido cuando... bueno, cuando llegue el día de decir adiós.



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