Pájaros en la cabeza,
mariposas en el estómago.

martes, 18 de octubre de 2011

y sin más, volar.

 Poder elegir la forma en que queremos ver la vida es lo que nos hace libres; poder apreciar los colores que brillan en el cielo es lo que nos hace soñadores, oír lo que tiene que decirnos el viento... eso es lo que nos mantiene vivos.

Alcanzar un sueño y que cuando ese sueño se cumpla emprender nuevos viajes, embarcarnos en nuevas aventuras, explorar nuevos horizontes repletos de colores y de nuevas historias que aprender...



Pensar que tras una vida siempre puede venir otra, imaginar qué se siente al vivir en las profundidades de un océano repleto de vida, nadar entre burbujas y sirenas, sentir el fresco aroma de la sal y la paz que pueden transmitir cientos de tonos de azul.

Continuar viviendo, seguir saltado de vida en vida; volar entre las nubes, aletear cuan pájaro libre, notar el viento, la lluvia, el sol, el mundo bajo tus pies...

Pobre cabecita la mía, pobre de mis ojos que no pueden ver todo lo que sueño y todo lo que imagino. Abrir mi mente para inundar el mundo de sueños, fantasías, y seres que sólo habitan en mi imaginación y en la de unos pocos más... 
 
Pobre cabecita loca, pobre aventurero dormido, pobre soñador despierto. 
Pocas cosas quedan que imaginar, poco o mucho, en realidad no importa; solo esperar a la medianoche, entonces será cuando el manto plateado de la luna caiga sobre mis sueños, me ayude a imaginar mil castillos, mis sirenas, mil sonrisas en mi cara.

Pobre, pobre chico que no sabe que el mundo que solo sueña le espera cada noche. Pobre chico iluso que pensó que algún día se cerrarían las puertas de su palacio, pobre mente inocente que no sabe que algún día, todo eso será suyo.

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