Pájaros en la cabeza,
mariposas en el estómago.

lunes, 3 de octubre de 2011

Corsica.



Cuando alguien te pregunta cuál es tu segunda casa, qué lugar imaginas que siempre tendrás ahí, un sitio al que siempre podrás acudir cuando necesites respirar. Siempre pienso en mi casa, en mis padres y en mis amigos; pero nunca puedo evitar esos sentimientos que me llevan a esta isla, un segundo hogar diría yo, una familia que me espera allí para abrazarme cuando llegue, un alma en cada uno de los corazones de los que me quieren y habitan esa isla, suerte, se llama suerte.

Oír el francés y notar como tus ojos se llenan de lágrimas, escuchar "Cantu Populu Corsu" y sentir que aunque no sea tu lugar de origen lo sientes como si lo fuese, como si toda tu vida hubiese sabido que también tienes un sitio entre esas montañas.

Sonrisas a miles cuando piso suelo Corso, y lágrimas en las manos cuando lo dejo detrás.

No son kilómetros los que hacen que me duela tanto dejarla lejos, es el amor que puedes llegar a sentir por un sitio, es el aprecio que puedes llegar a tener a personas que consideras de una cercanía incalculable aunque en la sangre no haya compatibilidad alguna.


Solo quiero volver, solo quiero oler ese olor indescriptible, tomarme ese café al borde de las piscina, oír a mi tío reírse hasta de su sombra, ver como los gatos pasean a sus anchas por el jardín, y bucear por el agua cristalina de sus playas.

Como siempre, cuando te preguntan que si tienes un segundo hogar, un segundo sitio al que ir... la gente piensa, la se equivoca, pero yo creo que lo tendría muy claro; puede que quiera visitar miles de lugares, cientos de países, millones de ciudades,... pero cuando hablan de hogar, de un hogar que no es en el que viven tus padres.... yo lo diría claro.

                                                                                                          CORSICA   

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