Pájaros en la cabeza,
mariposas en el estómago.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Goodbye 2011.


Llegar a la cuenta atrás y recoger pensamientos a prisa para recordar todo lo que has hecho durante el año, pensar en las personas con las que has compartido momentos, lágrimas o sonrisas, y hacer hincapié en acordarte de las cosas que viste y los aromas que se quedaron grabados en la punta de tu nariz. 


Las veces que volviste a casa, los momentos que recordarás por siempre, el año que cumpliste en uno de esos días y el verano que pasaste en algún lugar del planeta. Los libros que abriste y los bolígrafos que gastaste... Todo se reduce a un magnífico año, doce meses, mil aventuras más para recordar cuando nuestros cabellos sean blancos y nuestros ojos pequeños.


Mi 2011 ha estado cargado de historias, cargado de emociones y de sentimientos.


Enero fue la vuelta a la carrera, fue salir de la meta de nuevo y echar de menos los momentos del año anterior, mi cumpleaños rodeado de libros y bolígrafos que no querían gastarse y la sensación de empezar con fuerza, con objetivos, con nuevos sueños.


Febrero, decir que fue un suspiro, decir que fue una carcajada, decir que fue la forma de un corazón; los exámenes no me dejaron pensar con claridad, las risas de carnaval no me dejaron ver los problemas y la forma del corazón aún no se había dibujado para mí; pero eso sí, muchos ya tenían sus dibujos enmarcados en el corazón de otra persona.


En Marzo, los amigos y la familia estuvieron presentes. Mi cabeza seguía soñando, mis pies seguían caminando, mi vida seguía y nadie podía hacer algo al respecto, tampoco quería.


Abril fue el mes en que alguien cumplió su sueño, en que alguien empacó sus maletas miró al cielo y sin pensarlo dos veces dijo "bonjour" a la vida, caminó entre Campos Elíseos, torres de hierro, y pequeños barrios con nombres peculiares e historias particulares; no hablo de que mis pies recorriesen esas calles, ni de que mis ojos viesen esos paisajes, pero alguien muy importante sí que pudo hacerlo y durante esos días, fui feliz.


Mayo, casi oliendo la libertad que me brindan los libros cerrados y las alarmas escacharradas, empecé a desnudar mis brazos y oler el aroma del sol, ver farolillos y trajes de faralaes. Con una cámara al hombro, bolsas cargadas de dulces y golosinas y buena compañía, momentos irrepetibles, sonrisas inmejorables. 


En Junio, decir adiós por primera vez a lo que tanto tiempo quisiste, decir adiós a la universidad, solo por unos meses; decir adiós a amigos, decir adiós a libros, profesores y agobios provocados por exámenes inoportunos. Sentir la libertad poco a poco, el calor de sopetón. Destacar algo muy, pero que muy importante que pasó, tan importante como lo es el reconocimiento académico por ir subiendo peldaños, lo importante que es para todos el día de graduación y lo melancólico que fue para mí volver a recordar mis días correteando pasillos de instituto, profesores y antiguos compañeros de clase, esta vez le tocó a mi hermano, tuvo su día y me siento orgulloso de ello, tanto, que aporté mi granito de arena y gracias a mis antiguos profesores que contaron conmigo, pude aportar mis palabras que quedaron grabadas en los muros de aquel instituto.


Julio, además de mencionar el calor, la playa, mi adorada y anhelada playa, mis amigos, y lo bien que sienta estar rodeado de los tuyos, también estuve algo liado, volví a algunos libros y pasé a ver señales de tráfico por todos sitios. Pero claro, mencionar lo mejor de todo ese mes, la noticia, la gran noticia que haría que uno de mis sueños pudiese cumplirse; me iba a NUEVA YORK.


Agosto se define con dos palabras que podría repetir hasta la saciedad del que me oiga, porque yo nunca me cansaría de decirlas: NUEVA YORK NUEVA YORK NUEVA YORK NUEVA YORK NUEVA YORK NUEVA YORK NUEVA YORK NUEVA YORK NUEVA YORK NUEVA YORK NUEVA YORK ! ! ! Pasar un mes en un lugar que siempre tuve en mi cabeza, siempre pensé que solo estaba ahí, entre mis pensamientos y mis metas imposibles, salía en mis películas favoritas, en carteles, en libros, pero nunca pensé que algún día podría ver esa ciudad con mis propios ojos, y que ese día llegase tan pronto. Podría hablar de todo ese mes, día por día, pero entonces repetiría entradas en el blog y eso no es justo.


Llegó Septiembre, y después de superar el jet lag, calmar un poco mis ansias por volver a EEUU y terminar el verano con lágrimas en los ojos, tenía que despedirme de mi playa, de mi tierra y volver a los libros, los bolígrafos y los apuntes que aún estaban en blanco. Lo mejor de ello, es empezar algo, crear algo de la nada, yo, empecé mi libro; si quería recordar algo que nunca había pasado y que estaba en mi cabeza, ¿por qué no escribirlo?.


Octubre, un mes que tiene algo de magia, tiene algo que me llama aunque realmente nunca supe qué era. Volcarme en mis palabras, reflejarlas en papel y dar vida a nuevos personajes y nuevas historias, un libro que pasa a ser parte de tu día a día, un proyecto que empieza a crecer de tus dedos y tu alma. Halloween, un día, una palabra, una canción que inspiró a que todas las palabras fluyeran con luz propia, que los pájaros volaran libres por mi cabeza y las mariposas anidaran a sus anchas en mi estómago.


Noviembre, empezar a pensar que el año se acaba, que parece que fue ayer cuando sonaron las campanas que anunciaban el 2011 y despedían el 2010; plantear lo que hiciste bien y lo que hiciste mal, pensar en la forma de arreglar las cosas que quedaron sin resolver antes de pisar el último mes y poder hacerlo bien.


Y sin avisos ni preámbulos, como aire loco de levante, llegó Diciembre, llegaron las mariposas, los píos de los pájaros afloraron y algo se perdió por el camino... Una de esas cosas que ya no veré aunque espero volver a ver, es la ilusión, la ilusión de que llega Navidad, la sonrisa que me provoca ver el árbol de Navidad cada vez que cruzo el pasillo, el brillo que cubre mis ojos en la cena de Nochebuena, eso, este año ha desaparecido; lo que se ha quedado en su lugar ha sido una ilusión fingida, mis ganas por no querer caer, por no querer admitir que la Navidad no volverá a ser como antes, la fe que guardo en cajas de cristal, la fe que tengo en que algún día, alguna Navidad, pasará algo que me haga esperar con ganas que llegue el día de montarme en el tren rumbo a casa para pasar unas vacaciones anheladas. Sé que no todo es como antes, sé que las cosas cambiaron por el camino, sé que algunas sonrisas se perdieron y que algunos sentimientos se olvidaron, pero en mí queda que algún día todo volverá, las sonrisas, los sentimientos, la ilusión.


Decir adiós a un año que ha sido increíblemente intenso, maravilloso, plagado de historias, sonrisas, días inigualables; decir adiós a todo lo que empezó un día 1 de Enero, es duro, es triste, es melancólico; pero me queda el recuerdo, me quedan mis palabras forjadas en la memoria, mis imágenes cubriendo las paredes de mi alma y la música que siempre me recordará aquel momento en que fui feliz, en que viví algo que valió la pena, algo que quedó escondido en mi cabeza para ser recordado en el momento preciso.


Digo adiós y con el adiós cierro una nueva caja, la número 19, una caja que guardaré para siempre. Mientras tanto, espero con ansias abrir las puertas de nuevas aventuras, de nuevas historias, de nuevas mariposas.

Goodbye 2011.

1 comentario:

  1. feliz año nuevo! espero que continues así con tu blog porque me gusta mucho leerte! un beso :)

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